Organización

 

ORGANIZACIÓN POLÍTICA


Emperador o Huey Tlatoani era la persona a la que se le concentraba todo el poder del imperio azteca, era quien designaba a los gobernantes de cada una de las ciudades que conquistaban

La organización política de las aztecas consistía en conquistar y asegurar los territorios que se conquistaban en Mesoamérica en base a una estrategia militar. Luego de las conquistas designaban a los gobernantes para asegurar esos territorios.





ORGANIZACIÓN SOCIAL


Antes que nada, es necesario conocer que el núcleo central de la organización social azteca era el Calpulli, que era una comunidad de familia que descendían de un antepasado mitológico y vivían en un territorio común. Dentro del Calpulli existían distintas clases sociales que estaban sobre el mando de un mismo jefe, el cual dividía las tierras de cultivo comunitarias.

Imaginemos una pirámide, en la cima se encontraba el Tlatoani que era la persona que hablaba, elegido por el consejo y se encargaba del poder político, religioso y militar sobre el imperio, seguidamente encontramos a la élite que estaba conformada por jefes militares, sacerdotes y funcionarios civiles. La parte central de la pirámide se divida en dos, los mercadores enriquecidos y lo pequeños comerciantes, los primeros eran llamados así porque se dedicaban a la venta de objetos de lujo como lo son el cacao, jade, plumas, oro, entre otros, además no eran regulados por el estado y hacían largos viajes para comprar y vender productos, que era un rol fundamental en el intercambio, a diferencia de estos, los pequeños comerciantes y artesanos aun alcanzaban algunos privilegios que ya no tenían los artesanos y ciudadanos comunes, esto incluía que no debían trabajar en la construcción de obras públicas y no servían a la nobleza. En la antepenúltima parte de la pirámide encontramos al pueblo o campesinos, que eran la principal fuerza productiva que se dedicaba a la agricultura, construcción de obras públicas y debían entrar al ejercito cuando se les indicara, a cambio recibían el derecho a una vivienda o terreno para cultivar y, finalmente encontramos a los tlatlacotín, que eran una especie de esclavos que se vendían y podían conseguir su libertad si pagaban cierta cantidad.





ORGANIZACIÓN RELIGIOSA


La religión azteca era politeísta, aunque solo profesaban culto a unas pocas divinidades principales. Los dioses más importantes tenían relación con el ciclo solar y agrícola. Algunos de ellos eran Tezcatlipoca (dios de la noche y de los guerreros), Quetzalcoátl (creador del hombre y protector de la vida y la fertilidad), Huitzilopochtli (dios del Sol y la guerra) y Tláloc (dios de la lluvia y el trueno). En la religión azteca los sacrificios humanos eran muy corrientes.

Al llegar al valle de México, ellos trataron de incorporar la cultura y los dioses de las civilizaciones más avanzadas que ya estaban establecidas y la de civilizaciones más antiguas como la Tolteca.





Dioses

 


Huitzilopochtli: dios de la guerra, la sabiduría y el poder, lo identifican con la serpiente. Precursor del verano, la estación de los relámpagos y la fertilidad. Se le honraba en el decimoquinto mes azteca, en una ceremonia en la que el sacerdote atravesaba con una flecha una masa preparada con sangre de personas sacrificadas para tal ocasión.







Tezcatlipoca: Era una de las deidades principales y representante del principio de dualidad. Portaba un espejo en el que se reflejaban los hechos de la humanidad. Divinidad aérea y llegó a asociarse posteriormente con la fortuna y con el destino de la nación azteca. La fiesta más importante consagrada a Tezcatlipoca era el Tóxcatl, que se celebraba en el mes quinto.





 

Quetzalcóatl: “la serpiente emplumada”. Padre de los toltecas. Está relacionado con la enseñanza de las artes y, por tanto, actúa como introductor de la civilización. Sus devotos, para venerarlo, se sacaban sangre de las venas que están debajo de la lengua o detrás de la oreja y untaban con ella la boca de los ídolos. La efusión de sangre sustituía el sacrificio directo.







Tláloc: dios de la lluvia, casado con Chalchiuhtlicue, diosa del agua, a la que se solía representar con la imagen de una rana, y con la que tuvo muchos hijos: los tlalocas o nubes. Vivía en un paraíso de aguas llamado Tlalocan, donde iban los que habían muerto en inundaciones, fulminados por un rayo o enfermos de hidropesía, que allí disfrutaban de una felicidad eterna. Le ofrecían niños y doncellas en sacrificio. Los campesinos, en previsión de sequías, hacían fabricar ídolos a imagen de Tláloc y los veneraban ofrendándoles maíz y pulque.


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